miércoles, 13 de mayo de 2015




Pablo Neruda, fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes artistas de su siglo; «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma», según Gabriel García Márquez. Pasó por varios movimientos literarios en su larga carrera, entre ellos el movimiento modernista, el cual marcó profundamente su poesía en un comienzo. Aún así, no seguía un ideal de estilo literario, sino que escribía como él quería. 
A continuación, recitamos dos poemas célebres de este artífice: 

F A R E W E L L, 1

                        
DESDE el fondo de ti, y arrodillado,

un niño triste, como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas

tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos, 

tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra

veré en los tuyos lágrimas un día.

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20
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. 

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca. 

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos 

           árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis

          brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


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