miércoles, 6 de mayo de 2015

SER MADRE, Isabel Allende

Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en Madre.
La naturaleza la ha dotado a mansalva del instinto maternal con la finalidad de preservar la especie. Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula y llorona sería arrojarla.
Pero gracias al ‘instinto maternal’ la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años. Después se preocupará por ella toda la vida.
Ser Madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.
Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, y que tomen leche.
Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias, sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada…
Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega, hacerse la dormida para no fastidiar, aunque no siempre es fácil y alguna vez te pillan despierta.
Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.
Es llorar cuando ve a los hijos contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.
Es servir de niñera, maestra, chófer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.
Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir, que ‘son cosas de la edad’ cuando la mandan a volar.
Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida.
El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho y decirles lo mucho que la quieren. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.
Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.


Paráfrasis: Trata sobre la personalidad de todas las madres y de cómo sin recibir nada a cambio cuidan de sus hijos desviviéndose y sacrificándose por ellos. Nos cuenta también ejemplos en la vida diaria,  los distintos comportamientos de un hijo y las cosas que le suceden, en las que siempre una madre apoya y ayuda en todo lo posible. Al final nos recuerda el dolor que se siente al perderla, y cómo un hijo se reprocha el no haberle agradecido lo suficiente todo lo que ha hecho por él. 

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